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Crónicas de Japón 2009 (Día 08 – Himeji, Takarazuka y Kobe)


5 Abril 2009Este iba a ser otro de esos días ajetreados en el que no sabiamos si llegariamos a visitar todo lo planeado, ya que eran 3 ciudades, aunque por suerte estaban cercanas entre sí.Lo primero que hicimos fue coger un Hikari hasta Himeji donde teniamos pensado visitar lugares que no habiamos visto en el anterior viaje.HimejiYa en la estación decidimos ir caminando hasta el castillo y pasar por información y turismo para coger información del monte Shosha.En esta misma calle pudimos ver dos sachihoko, que son unos animales del folclore japonés con el cuerpo de carpa y la cabeza de tigre y se dice que atraen a la lluvia. Solían ponerse en los tejados del castillo con la creencia de que los protegerían del fuego.

En el pedestal donde están colocados hay dos emblemas de dos señores del castillo, el de la derecha es el de Hideyoshi Toyotomi y el de la izquierda de Ikeda Terumasa el cual amplió el castillo hasta su forma actual.Pasamos por información y turismo pero estaba cerrado, así que continuamos dirección al castillo. Vimos algunos comercios que todavía estaban abriendo y un parque situado a la derecha de la avenida en el que podían verse diferentes carpas y puestos de comida.Tuvimos que pasar corriendo un semáforo que se estaba poniendo en rojo y un guardia nos estaba dando paso. Y por fin llegamos delante del gran complejo del castillo.

Nuestro plan este año era sencillo, visitar el gran terreno situado delante del castillo para ver los cerezos en flor.Castillo de Himeji (Himeji-jo)La verdad es que había mucha gente haciendo Hanami, incluso vimos a un Ninja con una botella de sake. Empezamos a recorrar el lugar por el camino de la izquierda y subimos por unas escaleras que habían allí y que el otro año no habiamos visto.  Allí había gente jugando a volley y muchos más haciendo flores a los cerezos.

Óscar se estaba haciendo una autofoto, pero se le acercó un japonés a decirle que ya le hacía él la foto. Con lo que le gustaba a él hacérselas solo…Esperé un rato para poder hacer una foto desde allí al castillo con los cerezos en primer plano, bajamos por otras escaleras y dimos la vuelta por la otra parte del jardín, por un paseo por debajo de los cerezos.

Salimos por la puerta principal del castillo pudiendo ver como venía una excursión de chinos con la banderita del grupo y más gente, incluso alguno con una nevera portatil para el Hanami en los jardines del castillo.

Mientras esperabamos a que se pusiese verde el semáforo vimos pasar un mini y ya en la otra acera pudimos ver a un guardia de seguridad indicando con un cartel hacia donde estaba el parking. A esa hora ya empezaba a haber gente.

Bajamos hasta Información y Turismo, pero estaba cerrado, cosa que me extrañaba. Así que cogí un plano en inglés de nuestro próximo destino, el Monte Shosha.

Nos compramos un par de bebidas en una «Vending Machine» que había allí al lado y seguimos nuestro camino hasta la estación de tren, al lado de la cual estaba la de autobús que es donde teniamos que coger uno hasta los pies del Monte Shosha.

En la estación ibamos muy perdidos y no sabiamos que autobús coger, así que lo más fácil fue ponerse en la cola más larga… Pero cuando ya estaba entrando la gente al bus me entró la duda y volví a la estación donde le pregunté a uno de los trabajadores cual era el autobús y me dijo que si era aquel. Por lo que tuvimos que ir corriendo a cogerlo ya que estaba apunto de salir.Por desgracia y con el dolor de pies que llevabamos nos tocó ir de pie. El autobús estaba hasta los topes y hacía un calor insoportable… pero con todos los japoneses abrigados hasta arriba, cualquiera habría la ventanilla.En medio del trayecto una chica por fin decidió de abrir la ventanilla, y antes de hacerlo me miró para ver si me molestaba, así que le asentí para que la abriera… vaya diferencia, por fin entraba algo de fresco.El trayecto que nos llevaba por Himeji hasta los pies del monte Shosha se hizo larguísimo, para mi que algo más de media hora y algunas veces tenía que pasar por alguna calle estrecha.Ya en nuestro destino, debiamos comprar un ticket para el teléferico que nos llevaría hasta arriba del todo, al complejo del templo Engyoji. Junto al ticket nos dieron un plano en japonés.

El trayecto duró casi 4 minutos y mientras ibamos subiendo una chica nos iba explicando varias cosas de las cuales como estaban en japonés ni me enteré (eso se pude ver en el video a partir del minuto 5:20… sí, grabe todo el trayecto de subida)Monte Shosha (Himeji)

Ya arriba y mientras los japoneses iban subiendo dirección a los templos, Óscar y yo decidimos subir a un mirador quee había sobre un restaurante para ver las vistas de Himeji. Allí él echó una moneda a unos de esos prismáticos.

Era curioso ver el paisaje, una enorme ciudad con alguna pequeña montaña enmedio.

Bajmos del mirador y nos dirigimos hacía arriba, habían dos caminos y nosotros cogimos el de la derecha que era una cuesta muy empinada. Pasamos por al lado de una campana típica japonesa  (que me enteré después que se podía tocar) y por al lado de varias estatuas del dios Kannon, representado sentado en una flor de loto y con varios brazos (un japonés que pasaba por allí se me echo una miradita cuando le hacía una foto a una… «que pa qué»)

Las vistas que se veían por el sendero eran igual de espectaculares que las que habiamos visto desde arriba del mirador.

Por el camino que habiamos elegido, pronto llegamos a la entrada principal del templo Engyoji, la Puerta Niomon. La cual estaba llena de japoneses, por lo que decidimos pasar por un lateral sin llegar a subir sus escaleras. Desde ahí continuamos caminando por un camino lleno de losas con kanjis a los lados hasta llegar al templo Juryoin, el cual tenía unas escaleras bastante empinadas. Seguimos caminando hasta el templo Jyumiyoin, dimos un rodeo por el lateral y subimos hasta la entrada del templo por una cuesta empinada, parecía que había que pagar, así que no entramos, pero por una ventana vimos un bonito jardín (a mi me gustó, vamos)

De allí lo siguiente fue dirigirnos al templo principal llamado Maniden, un edificio que data de 970 D.C.Allí descansamos un poco mientras veiamos el paisaje y disfrutabamos de la tranquilidad del lugar (ni coches, ni bicicletas… bueno, una moto que pasaba por allí, supongo que de los de mantenimiento), además de ver a algún monje que iba en peregrinación al lugar.

Entramos a una tiendecita que había justo enfrente del templo y nos compramos un helado sabor «sakura» (ya que habiamos ido a Japón para ver sakuras, que menos que comprarnos un helado de ese sabor). Nos lo comimos sentados debajo del templo al lado de un estanque, estaba delicioso.

La verdad es que habiamos llegado solo a mitad de camino y si queriamos ver más cosas ese día lo mejor era irnos ya. Me compré un «Oronamin C», una bebida enérgetica con un sabor parecido al redbull (y que me recuerda a la bebida energética que sale en el Ryu Ga Gotoku)  y volvimos hacia la estación del teléferico por donde habiamos venido.

Era un cachondeo ver las caras de los japoneses mientras subían por aquella cuesta y viéndome a mi beber el Oronamin… En algunas de las estatuas de Kannon habían ofrendas de flores y pajaritas (creo recordar), algunas de ellas se habían caído, por lo que Óscar iba devolviendo algunas en los pies de la estatua.Cuando llegamos al teléferico había una pareja con su hijo pequeño esperando sentados en unas sillas. Así que nos pusimos un poco separados de las cadenas para dejarles pasar cuando llegase. Entonces llego un viejo con la típica mascarilla y se nos puso delante. Le dije en inglés que había gente esperando, pero el tío no me hizo ni caso… así que le metí un flashazo con la cámara en toda la cara.

Cuando llegó el teléferico y después de que saliese la gente que subía, él paso el primero y yo le hice un gesto a la familia para que entrasen antes que yo. De todas formas fuimos sentados en la bajada, cruzándonos con otro teléferico que subía en el cual se podía ver a dos mujeres que iban de peregrinación.

Llegamos abajo y vimos que habían dos paradas de autobús, en una había uno del cual bajaba gente y en la otra había mucha gente esperando.No tenía muchas ganas de esperar al bus y menos de volverme a tirar todo el trayecto de pie, así que le dije a Óscar de coger uno de los taxis que estaban allí aparcados.Para darle la dirección a la que ir, le dije «Himeji eki», que significa: Estación de tren de Himeji, aunque no se si le dije «Eki-mae». El viaje nos costó poco más de 2000Y, pero eso de ir sentado y encima en esos asientos tan comodos no tiene precio (para eso el modelo del coche es COMFORT). Es curioso la foto que llevan todos los taxistas con todos sus datos para que el cliente sepa quien los lleva, y todos salen la misma cara de felicidad.Estuve a punto de grabar el trayecto en taxi por calles de Himeji que ni conocía. Al final lo único que hice fue una foto a un camión Mazda Titan bastante antiguo (llevaba el primer logotipo), a lo que el taxista sonrió y dijo «Aaaah, Torakku» (Aaaah, un camión»), a lo que yo conteste: «Hai, Mazda»

El taxista, como todos en japón, era una maravilla, pasando por calles que no eran principales para no pillar tráfico, por lo que no tardamos mucho en llegar a la estación.Para llegar hasta Takarazuka teniamos que coger dos trenes, con un trayecto de una hora y cuarto, uno de la línea Tokaido – San-yo hasta la parada Amagasaki (Hyogo) y de allí otro de la línea Fukuchiyama hasta Takarazuka.TakarazukaYa en Takarazuka, tuvimos que cruzar una avenida por un paso elevado y después pasar por al lado de un centro comercial dirección al río Mukogawa para situarnos y así llegar al Hana no Michi (el Camino de las Flores).

Hana No Michi (Takarazuka)

Como ya eran las dos de la tarde decidimos pasarnos por un Lotteria que había al principio del camino. Allí nos pedimos una hamburguesa con unas patatas de la zona y aprovechamos para ir al servicio. El cual no encontré la cadena y resultó que había que salir del cuarto para que no te detectase el sensor y tiraba automáticamante (cosa que me parece mal por si has de pasar la escobilla…)Después de comer volvimos al Hana no Michi a disfrutar de la belleza de los Sakura y las flores que lo rodeaban (las cuales casi ni me fije porque estaba más pendiente de los cerezos). Aparte de mucha gente paseando por allí, también se podían ver algunas estatuas de personajes de anime de los cuales solo reconocí a Lady Óscar de Versalles no Bara (La Rosa de Versalles) y un curioso reloj al final del paseo.

Desde el final del Hana no Michi ya podiamos ver lo que era lo que habiamos ido a ver a Takarazuka, el Museo de Osamu Tezuka.Museo de Osamu Tezuka (Takarazuka)

Cruzamos un par de semáforos hasta llegar al museo. La fachada y algunas columnas de la entrada del museo estaban decoradas con emblemas con las caras de distintos personajes de Tezuka. Algunos conocidos como Kimba de Jungle Tatei, Black Jack, Tetsuwam Atom, Unico, Hi No Tori, Ribon No Kishi (Chopi y la Princesa)… Y además de eso, también estaban las pisadas de todos sus personajes, como si del paseo de la fama de Hollywood se tratase.

Justo antes de entrar a ese suelo de baldosas con las pisadas de los personajes, se podía ver una elegante figura de Hi no Tori, el famoso Ave Fénix de Tezuka.

Entramos al museo y pagamos en una de las máquinas que había la entrada y pagamos los 500Y por cabeza que valía. Los del museo, al vernos, se nos acercaron y nos dieron información en inglés en el cual venía un plano del edificio y todo lo que había.

Panfleto 1 Panfleto 2 Panfleto 3 Panfleto 4 (Plano)

Lo primero que fuimos a ver fueron unas capsulas con los mangas de Tezuka ordenados cronólogicamente donde pudimos ver bocetos, tankoubuns originales, así como mangas poco conocidos, como sus mangas eróticos de las 1001 noches, Cleopatra o Belladona.De allí subimos a la segunda planta donde pudimos ver una sala con varios de sus personajes para celebrar su 80 cumpleaños (que fue en el 2008) y que fue a lo único que le saqué foto ya que no había ninguna señal de que no se podía hacer, no como en el resto de sitios.

En esa planta también habían algunos acetatos de sus obras animadas y se que se podían ver esa misma escena en un monitor situado al lado, ademñas de la biblioteca de sus mangas, tiendas de merchandising, cafetería y una máquina de purikura en la que nos hicimos un par de fotos chorras.Intentamos salir por una puerta que había al lado de la cafetería pero no nos dejaron, así que fuimos hacía un ascensor que había en esa misma planta y bajamos al subterraneo, donde había una réplica del estudio de Tezuka y varios pupitres donde niños dibujaban siguiendo sus técnicas. Nosotros por si acaso no nos acercamos mucho, no fuese que nos dijesen las del museo que dibujasemos algo…El museo se veía rápido ya que no era muy grande. Cuando salimos de él yo pensé en hacerle fotos a todas y cada una de las pisadas, mientras Óscar se sentaba un rato a descansar.

Volvimos por el Hana no Michi hacia la estación de tren, solo que esta vez pasamos por la parte de arriba de un puente que había enmedio y después por dentro del centro comercial.

Nuestro próximo destino era Kobe, queriamos ver si era verdad que la carne de esa ciudad era tan buena como habiamos leído.Estuvimos esperando un buen rato en la estación de Takarazuka para coger un tren de la línea JR Gakkentoshi  y con el dolor de pies que tenía, me metí dentro de una sala de espera que había en el andén, que a pesar del calor que hacía dentro, me sirvió para descansar un rato.Nos subimos al tren y volvimos a la estación de Amagasaki donde teniamos que coger otro tren de la línea JR Special Rapid Service hasta Kobe.KobeDe esta ciudad solo queriamos visitar el puerto y después coger un par de trenes más hasta Shin-Kobe para cenar la carne.Llegamos a la estación de kobe y la verdad, como siempre ibamos perdidos no sabiamos a donde ir, así que como vimos a una pareja por allí los seguimos para ver si había suerte e iban al puerto. Pasamos por un centro comercial subterraneo siguiendo unos carteles que señalaban hacia Harborland, así que pensamos que ibamos bien. La pareja salió a la calle por unas escaleras mecánicas y a partir de allí ya nos situamos mejor ya que más adelante apenas se veían edificios, por lo que decidimos dirigirnos hacia allí a ver si se trataba del puerto.Por suerte si que era el puerto, allí estaba el parque de atracciones además de unas pasarelas donde habían varios restaurantes. Al fondo podía verse la torre del puerto.

Nos sentamos un rato a ver anochecer en un banco que había. Fue entonces cuando vi un restaurante detrás mio en el que ponía que tenían carne de Kobe, así que, a pesar de ser las 7 de la tarde le dije a Óscar de entrar ahí para cenar en vez de ir a Shin-Kobe.Miramos la carta de precios y lo que tenían fuera y como no nos pareció mal, entramos.El Restaurante elegido estaba situado en una de las esquinas de aquellas pasarelas y justo encima del parque de atracciones, su nombre era Ryu-En. Allí nos atendió unn chica, pero para mi que como eramos «gaijin» le dijo al padre que nos atendiera él. Nos sentaron en una mesa con una barbacoa enmedio y la encendieron. Yo como siempre para beber una coca-cola, Óscar una jarra de cerveza y para cenar… pues no nos enteramos muy bien de lo que ponía así que hicimos lo más fácil, coger lo más caro, que seguro que tenía carne de buey de Kobe…

El precio de lo que cogimos para cenar fue de 5500Y por persona, precio que no nos pareció mal a pesar de ser unos 40€, pero ya que habiamos ido a Japón, ¿Que menos que probar la carne de obe costase lo que costase?Fue entonces cuando empezaron a traer platos. Primero un plato degustación de la carne con 6 trozos, después otro con sepia, lechuga y pescado, después otro con lechuga, guindilla, maiz, zanahoria y berenjena, y por último el plato especial, una bandeja grandiosa con mucha carne cortada a trocitos.

Todo eso nos lo tuvimos que ir haciendo nosotros en la barbacoa situada enmedio. Había un par de salsas para comer con la carne que a mi me gustaron, aunque a Óscar no del todo.Así que por fin puedo decir que esas leyendas sobre la carne de Kobe son ciertas, la carne es muy tierna y se deshace en la boca, además de su sabor y que no tiene nada de grasa. Sinceramente, la mejor carne que he probado en mi vida, y eso que iba pensando en que no sería verdad.Cuando acabamos de cenar y pagar nos dieron un chicle FITS con sabor a menta para quitarnos el sabor y cuando la persona que nos atendió (con pinta de ser cocinero y el dueño del local) nos dió las gracias, yo le dije algo que había leído en la guía y que hizo que el hombre me hiciera aún mas reverencias y me diese más las gracias: «Gochirosama deshita», que quiere decir algo así como «Estaba todo delicioso.»

Salimos fuera y aunque no con muchas ganas fuimos caminando hacia la torre del puerto con la intención de subir y ver las vistas de Kobe desde arriba. Allí vimos una de las típicas máquinas de sacar las entradas y hasta después de sacarlas no nos dimos cuenta de que había una taquilla con un japonés dentro… En el ascensor una trabajadora nos acompañó hasta arriba.

No se si porque la torre no era muy alta o que, pero las vistas de la ciudad no me impactaron tanto como las de Osaka desde el Umeda Sky Building y para colmo no pude hacer ninguna foto ya que se reflejaban los cristales en el objetivo.

Después de dar una vuelta por el interior de la torre y espera a que Óscar fuese al lavabo, bajamos a la planta baja.

Y volvimos hasta la estación de Kobe deshaciendo el camino por el que habiamos ido y desde la estación coger un Shinkansen hasta Kyoto.

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